Hoy hablamos de esta herramienta manual que por supuesto no debería faltar en ninguna casa.
Es un objeto común y seguro que estás pensando que ya lo sabes todo sobre el flexómetro pero no es así, y si no sigue leyendo hasta el final…
El flexómetro es un instrumento que sirve para medir longitudes en superficies rectas o curvas. Fue inventado en 1868 por Alvin Fellows. Al patentarlo, lo describió como una cinta métrica fabricada en metal, auto-enrollable, compactada al interior de una carcasa portátil.
Un flexómetro está formado por las siguientes partes:
Cinta: Está hecha de metal y tiene impresas las unidades de medida. Al inicio de la cinta se informa su extensión total, que puede variar de 2 a 20 metros. Las cintas más sencillas emplean el sistema métrico decimal y traen impresos números y líneas que marcan los milímetros, centímetros y metros.
En un flexómetro más avanzado, la cinta incluye el sistema métrico imperial. Sus divisiones marcan octavos de pulgada, cuartos de pulgada, medias pulgadas, pulgadas y pies. En este tipo de flexómetro, la superficie de la cinta está dividida en dos partes. La de arriba, con números grandes, corresponde al sistema métrico imperial. La de abajo, con números pequeños, al sistema métrico decimal.
Y la tuya, ¿qué sistema de medición tiene?
Espiga o Labio: Es la parte de metal rígido que está al extremo de la cinta y sobresale de la carcasa. Además de evitar que la cinta se guarde por completo al enrollarse, sirve para fijarla a un borde de la superficie a medir. Más tardes te enseñaré algún que otro secreto de esta parte del flexómetro.
Freno o seguro: Es un dispositivo ubicado al exterior de la carcasa. Sirve para fijar la cinta una vez extendida y evitar que se enrolle de forma automática. Esto permite conservar la medida que se tomó hasta que se libere el seguro. ¡Y no pillarte los dedos que seguro que alguna vez te ha pasado!
Carcasa: Está fabricada en metal o plástico. En su interior hay un mecanismo para que la cinta métrica se estire y se enrolle sola. En el exterior, por la parte de atrás, tiene impresa una medida que informa sobre la altura de la carcasa. Luego te explicamos cómo puedes sacar partido a esta medida.
Cómo tomar la medida de un objeto.
El flexómetro es muy sencillo de usar. Debes fijar la espiga en el punto inicial de la superficie a medir. Luego, extiende la cinta hasta el punto final. A continuación, debes activar el seguro y leer la medida en el extremo de la cinta más cercano a la carcasa.
Cuando tengas que medir algo más largo que la cinta de tu flexómetro, haz una marca en el punto hasta el que alcances a extenderla. A continuación, deja que se enrolle la cinta y comienza a medir desde el punto que marcaste. Para terminar, suma las medidas.
Asegúrate de que la cinta esté bien extendida y tensa para tomar medidas sin distorsión.
Algunas cosas que seguro que no sabías.
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La espiga o labio tiene holgura. ¿Por qué? No es un error en la fabricación. Con esto se consiguen mediciones exactas para poder medir cualquier objeto independientemente de su material (blando o rígido) así como si hacemos medidas internas o externas
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En la espiga o labio tenemos también una especie de dientes que actúan como serrucho y nos permite marcar desde dónde estamos midiendo si no tenemos ningún lápiz a mano para marcar.
- En la carcasa, en uno de los lados, tienes unos numeritos. Estos marcan el largo de tu flexómetro (medida en milímetros); es decir, nos indica el largo de la base de nuestro metro. De este modo, si queremos una medida exacta en esquinas, no tendremos que “torcer” el metro, sino que apoyaremos la carcasa de nuestro metro en el suelo y a la medida que nos dé tendremos que sumar esos milímetros adicionales del largo del metro. De ese modo la medida obtenida será 100% fiable.
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En tu flexómetro encontrarás también en el labio, un orificio. Su uso es simple: nos servirá para atrancar y amarrar un tornillo o tuerca para medir con más facilidad.
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Por último, aunque no siempre, en la mayoría de los casos, la punta es metálica lo cual hace más cómoda la medición sobre superficies magnéticas. También te ayuda a recoger y a agarrar los clavos que se nos hayan podido caer mientras estábamos trabajando.
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